dijous, 19 de juliol del 2012

Labrad

Españoles, escuchad los gritos fulminados y sosegados del campo. ¿Quién os dará pan si no es la tierra? El oro sólo mastica y corrompe el alma del hombre, porque las muelas del diablo es.
¡Que se acaben las misas y las fiestas, inconscientes y borrachos os dejan! Recobrad la fuerza en vuestras manos y liberad el ánimo de la ociosidad.
Escuchad, ni que sea por un instante, este eco que quiere llenaros de aire puro. Una pequeña pausa: la gran labor de una insignificante reflexión.
¡Españoles, labrad, porque la vida no os la van a regalar! Habéis muerto a los campos, habéis amartillado el silencio, habéis hartado la insaciable codicia, os habéis deshonrado... pero la guadaña del tiempo no perdona. Sus surcos en el trigo, bajo la incertidumbre del sol caliente, siembran los temores del abismo y de la ilusión: destino y vestidura que tan améis.