diumenge, 26 de febrer del 2012

Deja que entren las olas...

Deja que entren las olas,
deja que empapen la arena.
La sal surca la piel,
el agua araña las comisuras de la tierra.
El mar llena nuestras entrañas,
inunda todos los recuerdos bajo el sol.
Vive, y deja que el agua conquiste tu respiración.
La boca exhala aire. Tu frente es luminosa.
El agua no cesa, el mar no calla:
expulsa sus deseos y desea volver a rozar la playa.
El hombre moribundo se pierde contemplando las crestas del mar,
el mar pierde la esperanza de conquistar la tierra,
de llenarla, de recordarla sin tener que volver.


La sal ha herido nuestras piernas, el agua las abraza,
como también deshace nuestros pasos.
Lentamente, la piel es olvidada por la grandeza del mar.

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