diumenge, 1 de maig del 2011

El Atardecer



Cuando la tarde consume su longitud, la brevedad del adiós se consume con un llanto de fuego, una lágrima se derrama, manchando la mejilla de las nubes. Una mancha al cielo; el fuego herve en unos labios, tierra y universo se besan. Y empieza el diluvio de estrellas, nace el temor, la oscuridad. Pecados son los ruidos que rompen el silencio de la noche. La soledad nos recluye al hogar, en el más profundo hoyo de uno mismo, dentro del vacío del yo.

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