dijous, 2 de juny del 2011

Para la obra de tu palabra

Mis lágrimas rojas derraman la podredumbre de la vida humana. Un vals de muerte, una cadena atada a la utopía del sueño de vivir. Quisiera olvidar el deseo y ser como el aire: extendido, libre, puro, esencial... para la obra de tu palabra. Sería nube, sería idea, podría traer recuerdos y nostalgia. Como lluvia salpicaría el mundo para venerarlo de esperanza. 
Volando, muriendo y dando vida a tus leales y desleales, les mostraría tu dorada visión fundida en sus huesos.
Pero ellos, débiles, bastardos de palabra, son cegados por sus manos, tendidas, estas, preparadas para tormentar el pensamiento con una sutil droga que les genera ilusión y placer.
¡Tus hijos, mudos de vocablos, se llenan la boca de gritos! ¡Tus malditas criaturas te niegan! Háblales a los oídos; susúrrales vida en sus manos; musítales verdades con tus ríos, árboles y aves en los cielos. A ver si despiertan y aprenden a pronunciar tu nombre con su don de razón.

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